Setenta años después de que el ejército franquista lo matara al borde de un camino, han sido encontrados los restos de Cándido Saseta, comandante en jefe de las milicias vascas que, en febrero de 1937, murió con un centenar de compañeros cuando se dirigían a liberar Oviedo enviados por el Lehendakari Aguirre. Parece ser que sus últimas palabras fueron "En menudo fregado nos hemos metido por los asturianos"
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