Investigadores han encontrado una cascada de moléculas de señalización que a una señal generalmente fugaz le permiten durar mucho más allá de su periodo usual de existencia, llegando hasta decenas de minutos. Esta mayor duración de la señal proporciona el marco cerebral para el desarrollo de conexiones más fuertes que permiten recordar por un período de meses o años. Las conclusiones acerca de cómo las sinapsis cambian la robustez de sus conexiones podrían tener aplicaciones en la enfermedad de Alzheimer, el autismo o el retraso mental.
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