La corrupción nos cerca en estos últimos meses. Este problema ha estado constantemente presente durante nuestra ya dilatada etapa democrática. Pese a la gran explotación mediática de todos estos escándalos, lo cierto es que no se ha actuado con la debida contundencia para tratar de erradicar esta lacra, ni en el terreno teórico y especulativo ni en el práctico. En buena medida, la tibieza de las respuestas a los escándalos se debe a la indiferencia de la sociedad, que todavía mantiene en este país su secreta admiración por el pícaro.
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