María José llevaba 30 años sufriendo esclerosis múltiple. Tenía claro que quería poner fin a tanto sufrimiento y, tras ver cómo la ley de eutanasia no terminaba de aprobarse, murió finalmente ayer con la ayuda de su marido. “Ha llegado el momento, el que tanto deseabas. Yo te voy a prestar mis manos, eso es lo que tú no puedes y yo te voy a prestar mis manos. ¿Estás decidida?”, le preguntaba Ángel momentos antes de facilitarle un vaso con una sustancia que acabaría con su vida. “Dame la mano que quiero notar la ausencia de sufrimiento"
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