Los estados han acabado reemplazando la democracia directa, donde cada ciudadano puede hablar y decidir por sí mismo, por un sustituto descafeinado llamado democracia representativa. Sin embargo, gracias a Internet las antiguas limitaciones que impedían llevar a cabo una democracia directa ya no existen. Internet hace posible que los ciudadanos puedan expresar su opinión y votar sobre cualquier asunto público que les afecte desde su propia casa. La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Ha llegado el momento de probar una Democracia Directa?
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