C&P:Los medios de transporte público con gran afluencia de personas son uno de los objetivos de los grupos terroristas que buscan hacer el mayor daño posible a la población. Lamentablemente, lo hemos comprobado en los últimos años con atentados como el 11-M en los trenes de Cercanías de Madrid, el del 7-J en el metro y autobuses de Londres, e incluso antes cuando una secta liberó en 1995 gas sarín en el suburbano de Tokio. ¿Ha cambiado la seguridad de estos medios de transporte tras el atentado más grave ocurrido en España hace cinco años?
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