Trabajar como programador en la Administración Pública puede ser toda una odisea. Conocer de antemano algunas de sus peculiaridades puede ayudarnos a sobrevivir en una jungla donde conviven grandes profesionales con altos cargos de medio pelo. No se hacen pruebas técnicas a los candidatos, no hay metodologías de desarrollo ni controles de calidad. Todo se resuelve gracias a unos pocos desarrolladores guiados por su propio criterio y bajo la mayor de las presiones.
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