Las tigresas no consumen alcohol, no fuman y no salen de fiesta. Pero suben a escenarios y cantan rap desafiando el poderío masculino, que incluye los llamamientos al boicot, los insultos, los gestos discriminatorios, y, por supuesto, los celos. No es fácil conquistar a seguidores en una sociedad profundamente machista y conservadora, auque nada que ver con la de Arabia Saudí, en donde las jóvenes hasta tienen prohibido aparecer en una portada de un disco o actuar en público.
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