En los años 70, las furgonetas personalizadas eran las reinas de la carretera. Cuando la era de los muscle cars empezó a desvanecerse, estas furgonetas personalizadas se convirtieron en la forma definitiva de expresión personal. Una furgoneta personalizada era algo más que un medio de transporte: era una declaración, un reflejo de individualidad y estilo. Estos vehículos se engalanaban para adaptarse a la personalidad de sus propietarios.
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(además Mr. T siempre mola, inspiración absoluta del "hijo de puta hay que decirlo más")
Feas a rabiar.