El ahorro de energía obligó a Greenpeace a la toma de la Bastilla... de Amsterdam. Esta vez sustituyeron las tradicionales bombillas rojas de las vidrieras del barrio de prostitutas por otras de tonos verdosos, con menor consumo eléctrico, y todo para llamar la atención sobre la necesidad de ahorrar energía. La foto es tan real como la vida misma
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