Cuando fue botado en 1858, el Great Eastern era dos veces más largo y era capaz de mover seis veces más carga que cualquier otro barco de la época. Tenía 213 metros de eslora y podía navegar a 24 km/h propulsado por una hélice y dos ruedas de palas. Todo un logro de la ingeniería que podía transportar 4.000 personas sin repostar entre Europa y Australia. Además, decía ser insumergible.
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