Ese día, un 24 de noviembre hace 28 años, Isabel II no se ocultó ni disimuló. Ese día empezó su propia reconstrucción. “1992 no es un año que recordaré con placer intenso, se ha convertido en un annus horribilis”, dijo con total sinceridad. “Ninguna institución puede quedar libre del escrutinio de aquellos que le conceden su lealtad y apoyo, y mucho menos de los que no se lo conceden”, añadió.
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