A las 6 de la mañana del domingo 8 de junio de 1958, un madrugador jardinero de la prestigiosa universidad de Cambridge, quedó enormemente sorprendido a la vista de un extraño espectáculo. En las empinadas pizarras del tejado de la biblioteca Seely, a unos 26 metros de altura, se encontraba estacionado increíblemente un viejo automóvil Austin Seven como caído del cielo.
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