Enterado el Duque de Medina-Sidonia de que su esposa, la Duquesa de Alba había posado desnuda para un retrato pintado por Francisco de Goya, anunció que visitaría al día siguiente al pintor para comprobar este hecho y pedirle explicaciones(...) Pero cuando al día siguiente llegó al estudio de Goya se encontró con que éste, efectivamente, había pintado un retrato de su esposa, pero en él, la duquesa estaba total y recatadamente vestida. De ser cierta esta anécdota, Goya habría pintado un cuadro tan perfecto en solo un día.
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