La psicóloga Penny Patterson, tras enseñar a varios gorilas algunos rudimentos de la lengua de signos, mostró a una hembra de gorila llamada Koko un grupo de gatos para que escogiera el que más le gustaba. El encuentro entre ambas especies puso de manifiesto un perfecto ejemplo de empatía. El día en que uno de sus queridos gatos murió, Koko no paraba de realizar las señales que se corresponden con los conceptos de “malo” y “triste”. La hembra de gorila expresó de este modo que comprendía perfectamente la tragedia del suceso.
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