La reputación de un político se construye durante años, a veces décadas, pero puede venirse abajo en cuestión de semanas. Eso es precisamente lo que le ocurrió a Gordon Brown al poco de llegar a Downing Street. El diputado liberal demócrata Vince Cable lo crucificó en la Cámara de los Comunes con una sola frase: “Hemos visto en las últimas semanas la singular transformación del primer ministro de Stalin a Mr. Bean”. El hemiciclo se llenó de carcajadas y hubo ministros laboristas que a duras penas contuvieron la risa.
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