Santiago Camacho tiene tres años y cree que “extranjero” es una mala palabra. “Mamá, me gritaban extranjero”, cuenta todavía asustado por la agresión racista que sufrió en una calle de Vallecas. Debido a la golpiza, Yarleny, tendrá que llevar un collarín y tiene numerosas lesiones en el cuerpo. Todos los niños presentan hematomas. Los vecinos consiguieron parar la lluvia de golpes hasta que llegó la policía. “Lo peor es el miedo. No han sido capaces de volver al colegio”, dice Derly, madre de los chicos y hermana de Yarleny.
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