La huida hacia adelante de la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia entró ayer en un terreno pantanoso. El centro privado procedió a examinar a 300 candidatos a ingresar en su facultad de Medicina a pesar de que carece de la autorización oficial, y de que el último clavo al que se aferra para obtenerla este curso, el recurso de alzada ante la ministra de Ciencia e Innovación, en el que sólo se examinan los aspectos formales del proceso, no tiene posibilidades de prosperar.
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