Fue la media estrella de la reforma laboral de 2012 y la apuesta del Gobierno del PP para relanzar el emprendimiento ante las dificultades que atravesaba en España la contratación por cuenta ajena. Lo llamaron contrato de apoyo a emprendedores (C.A.E.) y su objetivo era que jóvenes y mayores de 45 años —los parados con una integración laboral más dificultosa— accediesen a un empleo fijo gracias a este contrato que bonificaba las cotizaciones sociales del empresario.
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