Zhong Yang era adicta al sexo. La noticia de que esta gobernadora del Partido Comunista Chino (PCCh) haya acabado en la cárcel por aceptar millones de euros en sobornos ha quedado prácticamente en una anécdota. Una parte de la opinión pública está más interesada en su vida privada. En China hay muchos funcionarios corruptos, pero hasta ahora ninguno arrastraba también un historial público de relaciones sexuales tan cuantioso que ha pasado por encima de los filtros que dominan el ciberespacio del gigante asiático.
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