Algo está cambiando en las normas del capitalismo global. A la guerra comercial abierta entre China y Estados Unidos y el consecuente repliegue proteccionista de sus economías hay que sumar ahora una singular idea del gobierno alemán: comprar participaciones en un puñado de grandes empresas nacionales. ¿El objetivo? Proteger a los sectores estratégicos de la economía alemana de actores extranjeros. Es decir, China.
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