A la otra orilla del Mediterráneo los esfuerzos para transitar hacia energías más sostenibles también se dejan sentir. Marruecos, con una de las plantas solares más grandes del mundo, la de Noor, en Uarzazate, y unos objetivos de transición energética equiparables a los de sus vecinos del norte, ejemplifica el camino abierto en África, que deposita en él la esperanza de obtener una nueva fuente de ingresos que impulse el desarrollo del continente más empobrecido.
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