Intenta que sea el cliente el que suelte primero la mano. Pero si no es así, no la estires, simplemente deja de apretar un poco y que sea él, el que la retire. Un apretón de manos muy largo incomoda bastante. Controla esos “tics” de las manos. Sobretodo, si son de los que te hacen llevar las manos a tocarte la nariz insistentemente o la boca. Puede que a nuestro cliente no le apetezca después darnos la mano.
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