Ha protagonizado mil y una anécdotas, incluidos sustos para remeros y buzos, pero el delfín mular que recorre solitario la costa gallega desde noviembre del 2007, sigue buscando a las personas. Hace días volvió a aparecer por los puertos de A Mariña y verlos sesteando o saltando sobre los pantalanes de Celeiro es todo un espectáculo. Su vida fuera de las manadas de delfines no ha sido objeto de medida oficial alguna, excepto para recordar el respeto que se le debe como animal salvaje.
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