Mientras se bebía tres botellas de whisky, el ex jugador, de 41 años, presumió ante los clientes del bar de tener línea telefónica directa con el Papa —aunque dijo que no le podía atender por estar viendo una película—, y acto seguido trató de ponerse en contacto con el presidente americano, George W. Bush, para contarle sus problemas con el alcohol. Según contaron varios testigos presenciales al diario Star, Gascoigne llegó a contactar con alguien en La Casa Blanca, pero allí le informaron que Bush no estaba y le remitieron al Pentágono.
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