Durante las últimas décadas se ha venido produciendo un cambio en las economías occidentales. Del capitalismo industrial se ha pasado al financiero, de la preeminencia de la actividad productiva a la crediticia y de mercados. Con la crisis actual, los ciudadanos, endeudados, aceptan cualquier recorte (salarial, social...) por miedo a los depidos, la recesión o el futuro incierto de las pensiones. La productividad no hace más que subir, pero el poder adquisitivo de los trabajadores no hace más que bajar.
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