En toda Galicia más del 90% de la superficie de las zonas de marisqueo está afectada por las aguas fecales que llegan a las rías desde los hogares, a menudo sin que medie ningún proceso de purificación. La presencia de la peligrosa bacteria Escherichia coli (E. coli) obliga en la mayor parte de las zonas -las catalogadas con la letra B, que ocupan el 86% de la superficie total- a someter al marisco a un intenso proceso de depuración antes de que pueda llegar al plato.
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