A Cora la tiraron a un pozo de más de 15 metros de profundidad, solo por ser galga y no servir ya a los propósitos de su galguero. No sabemos cuantas horas o días después, una persona que paseaba por allí escuchó sus ladridos y llantos. Como toda buena persona llamó a los bomberos (Bomberos de Alcalá de Guadaira) (...) Los bomberos tiraron una cuerda a modo de guía para conocer la profundidad del pozo y cuando la empiezan a subir notan que pesa. Empezaron a tirar y tirar y vieron que la perra venía sujeta a la cuerda mordiendo fuertemente.
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