La flaqueza europea y norteamericana en abordar la crisis en Libia y la debilidad manifestada por el Consejo de Seguridad de la ONU que evita aplicar sanciones y acudir en ayuda de la población libia masacrada por su propio régimen, muestran claramente que Gadafi conoce el talón de Aquiles de los hasta ahora sus aliados. Petróleo, inmigración, terrorismo, inversiones: el déspota libio no dudara en utilizar todas sus bazas.
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