Si la respuesta nos la diera la propia UEFA nos diría: “No, ni tenemos por qué, ya que somos una sociedad de carácter exclusivamente privado que impone sus propias reglas; si a usted le interesa, participa, y si no, se va”. Y aquí radica la esencia del grave problema: la UEFA es una entidad absolutamente privada, sin ningún control ni supervisión pública, que hace lo que le da la gana sin rendir cuentas (especialmente las económicas) ante nadie.
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