A Rita Barberá la mató su cirrosis y nadie más. Fue una cirrosis, no la mató la presión mediática. Es extraño como trata el PP a los muertos, dependiendo de quién sean y las circunstancias en las que ocurran sus muertes. Ya en el 11-M, intentó mentir a los españoles y a todos los medios internacionales, a los que llamó Aznar diciendo que era ETA, cuando todavía se estaban reconociendo los muertos del atentado. En el Yak-42 se decidió cerrar el asunto de forma vil para que no se investigaran los chanchullos del ministro Federico Trillo.
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