Paul Cruzen, el mismo que ganó el Premio Nóbel por sus trabajos pioneros sobre la destrucción de la capa de ozono en la estratosfera, ahora sorprende con una idea que parece descabellada: frenar el calentamiento global, mediante el lanzamiento continuo de chorros de megatones de restos sulfurosos más allá de la atmósfera. Una idea interesante dicen unos. Una pésima idea dicen otros. Es como tratar un síntoma de la enfermedad y no la causa real.
|
etiquetas: calentamiento global , geoingeniería