Aunque es sabido desde hace al menos una década que Frank Gehry es el peor arquitecto vivo del mundo, es un misterio por qué algunas personas (especialmente clientes muy ricos) no se han dado cuenta todavía. El horroroso Biomuseo de Panamá, un centro de eco-descubrimiento que ha costado 60 millones de dólares y ha llevado una década de construcción, es solo el ejemplo más reciente.
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