"Lo extraordinario del caso de Filek, no es solo que timara a Franco y a su consejo de ministros al unísono franquista, incluido su ministro de Industria y Comercio, Alarcón de Lastra, sino que la prensa de la época no dijera ni una sola palabra sobre dicha estafa, ni investigara acerca de la fabricación fabulosa de “un combustible sintético” cuya composición producía risa nada más oír pronunciar sus elementos".
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