Que levante la mano quien en los ochenta no se haya marcado unos bailes con Franco Battiato y su «Centro di gravità permanente». Venerado en Italia como una de las más importantes personalidades del panorama cultural patrio, este siciliano de sesenta y nueve años y aspecto dandi (pañuelo anudado al cuello, chaqueta de terciopelo, gafas de pasta y zapatillas de deporte) es en realidad un tipo inclasificable.
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