«No soy un defensor gruñón y arcaico de la lengua francesa. Soy un defensor ambicioso y conquistador», ha dicho Macron en varias ocasiones, reafirmando al mismo tiempo, la legendaria máxima de Albert Camus, francés nacido en Argel: «Mi patria es la lengua francesa». Es en la escuela, piedra fundacional de toda la arquitectura de la política cultural del Estado, donde el presidente de la República situó el principio capital de su política contra el separatismo ya sea cultural, político o religioso.
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