Para cumplir con los objetivos de reducción de CO2 fijados por Kioto, Francia ha decidido seguir el modelo escandinavo poniendo precio a sus emisiones, incluidas las de sus ciudadanos. El Gobierno ultima un nuevo impuesto verde sobre el consumo energético de origen fósil que entrará en vigor en 2010 y que, según el Ejecutivo, será compensado por un mecanismo de redistribución fiscal todavía por determinar.
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