Fragaria vasca presenta los mismos hábitos de crecimiento que la fresa común o fresón, con tallos de unos 20 cm de altura y estolones. Sus frutos son comestibles, pero al tener un sabor intenso, solo se utilizan ocasionalmente en postres. La aparición de otras variedades más productivas y con menores problemas hizo que su cultivo se desplazase hasta convertirse en una herbácea ornamental y no de consumo. De hecho, actualmente se aprecia más por sus propiedades medicinales que por sus frutos comestibles.
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