Recuerdo ahora, una cortina descolgada, con un gran manchón de lo que seguramente un dia fue sangre, que separaba malamente una zona de la otra. Reparé, eso sí, en que las papeleras estaban rebosantes de restos de comida y de otras basuras dejadas por los pacientes y los acompañantes. Entré de urgencias en el hospital La Princesa de Madrid sobre las 10 de la noche del domingo. No me condujeron a la habitación hasta las cinco de la mañana. Todavía sigo aquí.
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