La democracia salió a la calle en Portugal el 25 de abril de 1974. Lo hizo vestida de camuflaje, con las botas militares puestas, un clavel rojo en la solapa y en forma de revolución. Ese día, los militares tomaron Lisboa y pusieron fin a una dictadura que gobernaba el país hace más de 40 años. “Todavía tenemos muy presente lo que pasó, aún hay mucha gente que vivió la revolución. Podemos irnos más a la derecha o más a la izquierda pero ya está. En Portugal no hay extrema derecha porque sabemos lo que es el fascismo y no lo olvidamos”.
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