"Es preferible que cien personas culpables puedan escapar a que un solo inocente sufra”, escribió en 1785 Benjamin Franklin. El aforismo, popularizado quizá por él, fue creado por el jurista inglés William Blackstone en el siglo XV, y es uno de los pilares en los que se asienta todo el derecho penal moderno.Los ultraliberales, que defienden el enflaquecimiento anoréxico del Estado, no hablan casi nunca de justicia —ese concepto tan etéreo—, sino de eficiencia, la palabra más obscena de los últimos tiempos.
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