La empresa Magyar Aluminum (MAL) se desentiende del vertido que causó el lunes y que amenaza el Danubio. En un comunicado, califica la ola roja como "una catástrofe natural" y afirma que fue "imposible de predecir". La rotura de una de sus presas de residuos abrasivos ha dejado siete muertos -el último falleció ayer por las quemaduras-, 150 heridos, centenares de desplazados y ha anegado un valle de barro rojo tóxico. MAL guardaba un atronador silencio desde el lunes. Sus portavoces ni devolvían las llamadas.
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