El tigre ruso Amur no pudo con su genio y de un zarpazo envió por los aires a la cabra Timur, poniendo fin a un insólito idilio de dos meses con el animal que tenía que haberse comido el mismo día en que lo conoció. "El comportamiento de Timur provocó la disputa: topaba con los cuernos a Amur y lo seguía por todos lados sin darle descanso", contó Mezentsev a la agencia TASS. Relacionada:
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