En el caso de que la tregua de ETA se convierta en definitiva, sólo unas decenas de los 577 presos encerrados en España no podrán acceder a la libertad condicional en muchos años. Para obtenerla es necesario haber pasado en la cárcel las tres cuartas partes de la condena, si han sido juzgados antes de la reforma del Código Penal de 1995, o las dos terceras partes a partir de ese año. Son los terroristas condenados por delitos de sangre en la última década los que están más lejos de alcanzar ese mínimo.
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