El arrendamiento de los servicios sustituye a la compra y el almacenamiento de bienes culturales. En la cultura, da igual, o en la venta de coches, pagamos ya por mantener abierta durante un tiempo esa puerta trasera que da al patio de las emociones [...] La acumulación de objetos ya no determina la riqueza ni la identidad del recopilador [...] Se acabó aquello de domesticar el tiempo a través de la colección de cosas, como decía Baudrillard en su famoso Sistema de los objetos.
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