Unas cajas de chocolate, precintadas y llenas de gusanos hace sonar de nuevo la alarma sobre los productos chinos. A un turista se le ocurrió comprar una caja de imitación de Ferrero Rocher que salía bastante más barata que la original en una visita a China. Cuando abrió la caja descubrió que además de chocolate había comprado otra cosa.
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