Ayer se cumplió un año desde el cierre de su restaurante en Cala Montjoi, y el cocinero se siente a gusto con la vida más relajada que lleva. Se cuida: ha perdido cerca de 20 kilos, hace gimnasia cada mañana y se va caminando a su sancta sanctorum de la calle de la Portaferrissa, junto a la Rambla de Barcelona, donde trabaja de las 10 de la mañana a las 7 de la tarde en el proyecto de lo que será la nueva era de elBulli: elBulliFoundation.
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