Y cuando crees que todo no podía ser más hipócrita triste falso edulcorado fingido y ficticio va y viene Campofrío y te tira de la silla. Te despierta de tu burbuja de felicidad navideña y te empalaga hasta la médula con su pseudo-sensiblismo de lagrima fácil más sensacionalista que un reportero de antena 3 enfocando un charco de sangre del último asesinato mientras llama al vecino al portal para preguntarle si el asesino era un tipo normal y corriente.
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