A raíz de la jarana monárquica-anti-rojos vivida en los últimos días en el Congreso de los Diputados, prestigiosos comentaristas de la opinión pública han acusado a la derecha y la extrema derecha de patrimonializar la figura del rey sin ningún tipo de justificación. Y han presentado al rey como víctima y a los facinerosos derechosos como conspiradores sin escrúpulos. Como si Felipe VI no se hubiera dejado querer durante todo este tiempo.
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