Parece que los nuevos logros no han hecho que las mujeres se sientan más felices. Eso sugiere un estudio reciente realizado en la Universidad de Pennsylvania. El estudio muestra una desconcertante paradoja: la felicidad de las mujeres ha descendido en los últimos 35 años, precisamente en un período en el que han mejorado indudablemente su educación, sus ingresos, su situación profesional y social. Esas mejoras son datos objetivos, pero la satisfacción que procuran entra en el reino de la subjetividad y depende también de las expectativas.
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